Todas las técnicas de recuperación buscan compensar los efectos negativos del esfuerzo y poder ayudar al deportista a restablecer su estado físico. Lamentablemente muchas técnicas son poco efectivas. Las técnicas de recuperación también buscan maximizar el progreso del cuerpo después de un entrenamiento. Es durante la fase de recuperación que tiene lugar dicho progreso. Su principio es activar y prolongar los efectos de un esfuerzo continuado de baja intensidad en el cuerpo al servicio de la recuperación. Durante semejante esfuerzo, aumenta el flujo sanguíneo y el suministro de sangre en los músculos, llevando oxígeno y nutrientes, esenciales para la recuperación muscular.
Problema: las vías oxidativas son inefectivas antes de 8 a 9 minutos y empiezan a mostrarse a los 10 minutos de un esfuerzo constante. Peor, en 2 horas, una buena recuperación pasiva hace el 95% del trabajo (posiblemente hasta el 100%).
Recuperación activa directa
En muchas situaciones, es lo más efectivo. Optimiza ligeramente la recuperación y acorta de alguna manera su duración. Después de las sesiones de preparación física, el cuerpo consume una cantidad considerable de oxígeno. Por ello ya no deberá esperar más para obtener los efectos positivos de la recuperación activa. Su principio es comprometer lo antes posible al deportista a un esfuerzo continuo de baja intensidad al final del entrenamiento. Ante todo, asegúrese que el deportista se conozca lo suficiente para que sea capaz de relajarse y no producir un esfuerzo extra durante este ejercicio.